La termorregulación
El arte de mantener el equilibrio térmico: cómo el cuerpo regula su temperatura.

¿Qué es?

La termorregulación es un proceso fundamental en la fisiología de los seres vivos, que permite mantener una temperatura corporal constante a pesar de las variaciones en la temperatura ambiente. Este mecanismo es crucial para la supervivencia de los organismos, ya que la mayoría de las reacciones químicas y biológicas que ocurren en el cuerpo requieren una temperatura específica para funcionar correctamente. En este sentido, la termorregulación es esencial para mantener la homeostasis, es decir, el equilibrio interno del organismo.
La comprensión de la termorregulación es fundamental para entender cómo los seres vivos interactúan con su entorno y cómo responden a los cambios en la temperatura.
Termorregulación en el ser humano

Tres estudios diferentes recientes sugieren que la temperatura promedio en adultos saludables es de 36,7 °C. El modelo termorregulador humano más simple divide al cuerpo en dos compartimentos: la zona central o núcleo que produce calor y la zona superficial o periférica que regula la pérdida de calor.
El ser humano es un organismo homeotermo y endotermo, lo cual implica que, a pesar de grandes variaciones en la temperatura ambiental, la producción de calor interna equilibra la pérdida de calor dando como resultado una temperatura corporal estable.
Mecanismos de termorregulación
Los seres vivos han desarrollado varios mecanismos para regular su temperatura corporal. Algunos de estos mecanismos incluyen:
Sudoración: la producción de sudor ayuda a enfriar el cuerpo a través de la evaporación.
Piloerección: el erizamiento de los pelos ayuda a reducir la pérdida de calor en ambientes fríos.
Termogénesis: la producción de calor a través de la contracción muscular y la actividad enzimática.
Comportamientos termorreguladores: como buscar sombra o sol, según la temperatura ambiental.
Desórdenes termorreguladores

Los desórdenes termorreguladores pueden ocurrir debido a varios factores, como la exposición a temperaturas extremas, enfermedades o lesiones. Algunos ejemplos de desórdenes termorreguladores incluyen:
- Hipertermia: la temperatura corporal es demasiado alta.
- Hipotermia: la temperatura corporal es demasiado baja.
- Disautonomía: la capacidad de regular la temperatura corporal está alterada.